15 septiembre 2008

El náufrago


"Un ateniense rico navegaba junto con algunos otros. Y, como se hubiera levantado una violenta tempestad y la nave zozobrara, los demás intentaron salvarse a nado, pero el ateniense, invocando sin cesar a Atenea, le prometió innumerables ofrendas si lo salvaba. Uno de los otros náufragos, al pasar a su lado nadando le dijo: "Aunque te proteja Atenea, mueve también los brazos"


Fábulas Esopo

4 comentarios:

gloria dijo...

Me alegra que hayas vuelto. Y con una fábula además... Yo moveré los brazos, espero que tú también.
Un beso

alba dijo...

¡Más le valía, al pobre ateniense!

Anónimo dijo...

Esa filosofía es la que hoy en día tanta gente aún tiene.

Rezar por lo que se espera que te den, sin esforzarse lo más mínimo.

Ya lo dice el refrán "a Dios rogando y con el mazo dando".

Anónimo dijo...

:-)

Hacia tiempo que no me pasaba...lo hice el otro día y vi que tenías un montón de posts, así que ahora, vuelvo con calma para leérmelo todito :-)