06 junio 2008

"El corazón de las tinieblas" de J. Conrad



"Se apoderaban de todo lo que podían por simple ansia de posesión, era un pillaje con violencia, un alevoso asesinato a gran escala y cometido a ciegas, como corresponde a hombres que se enfrentan a las tinieblas. La conquista de la tierra, que más que nada significa arrebatársela a aquellos que tienen un color de piel diferente o la nariz ligeramente más aplastada que nosotros, no posee tanto atractivo cuando se mira desde muy cerca. Lo único que la redime es la idea. Una idea al fondo de todo, no una pretensión sentimental, sino una idea; y una fe desinteresada en la idea, algo que puede ser erigido y ante lo que uno puede inclinarse y ofrecer un sacrificio..."


El corazón de las tinieblas J. Conrad

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, los adjetivos han ido tomando cada vez un color más bonito. Muchas gracias, espero que te haya gustado. Si es que describir esa situación puede gustarle a alguien...

De tu entrada sólo se me ocurre mandarte a una que hice yo, copiando a Cristóbal Colón hablando de la conquista de América.

http://elshowdefusa.wordpress.com/2007/10/20/descubrimiento-del-nuevo-mundo/

Anónimo dijo...

Sí, es verdad, en toda conquista subyace una idea...la idea de hacerse ricos, la idea de poder, la idea de "enseñar". El acercamiento al "otro" casi nunca es con ánimo de aprender de él.

Carlota dijo...

... al fin y al cabo, la historia de la humanidad :(. Por cierto, me ha parecido interesantísimo el post de lo que pinta Velázquez :). Un abrazo.

Anabel Rodríguez dijo...

¿Cual es la idea?

Alfonso White dijo...

Lo que justifica viajes tan peligrosos y tan atroces matanzas no es otra cosa que la fe en la idea. De esto ya se dio cuenta J. Conrad en su viaje a el Congo, y por eso pudo escribir tan fascinante libro. La idea suele ser una mentira, relacionada o con la religión, la civilización, o la amenaza exterior, que muchos hombres creen y defienden hasta los extremos que todos conocemos. Pero una vez allí, al otro lado, las ideas desaparecen, y sólo queda "el horror".

Alfonso White dijo...
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